jueves, 21 de enero de 2010

La explotación del carbón y el trabajo genuino en Chaco



Mientras desde sectores empresariales sostienen que la producción de carbón vegetal en el Chaco, sigue siendo una alternativa en la cadena de valor de la explotación forestal, de la mano de la exportación de este producto y según la información oficial desde febrero de 2006 a enero de 2007 se vendieron a países vecinos un total de 94.871 toneladas.

Afirman desde el gobierno que el total de toneladas exportadas desde el Chaco es de 300.000 anuales, según las cifras oficiales. De acuerdo a un relevamiento hecho por NORTE en las entidades que agrupan a los productores forestales, en la provincia del Chaco existen más de 2.700 hornos en funcionamiento y significa una fuente de empleo de 7.000 personas aproximadamente. En los últimos años, cabe consignar, se abrieron las denominadas carbonerías, que son enormes galpones donde se acopia el producto y es embolsado para su exportación, principalmente a Europa, cuyos datos de comercialización en cuanto al tonelaje sigue siendo difuso.

Esos centros de acopio se concentraron en Pampa del Infierno, Saenz Peña y Corzuela, principalmente, pero existen zonas donde la industria del carbón sigue generando mano de obra como en Colonias Unidas.


Los principales destinos a los que Argentina exporta son Italia, España, EEUU, Alemania y Portugal. A estos países se enviaron durante el año 2002 12.597 toneladas de carbón vegetal por un valor cercano a los 7 millones de dólares de los 9.4 millones que se exportaron. En 2005 y 2006, esta cifra creció significativamente. Esto es a priori una excelente noticia. Sin embargo, ofrecen ciertos puntos que son preocupantes y debe alertarse sobre ello.

Rolando Nuñez, representante del Centro de Estudios Nelson Mandela, sentencia en El Diario de la región que “mientras Chaco siga apostando a producir carbón, poste, leña y varillas, su producción primaria seguirá siendo del siglo XIX”, reclamó Rolando Núñez, titular del Centro Nelson Mandela. “Esto genera condiciones lamentables: un empleo casi esclavo, donde no hay higiene, se explota a los trabajadores, con salarios de hambre”.

Núñez denunció que en un marco mundial en el que se busca la manera de proteger los recursos naturales, en nuestra provincia se siga apostando al carbón. “Chaco produce alrededor de 200 toneladas de carbón por año. Por cada kilo de carbón se necesitan cinco kilos de madera. ¿Qué va a pasar con nuestros bosques?”, se preguntó. Y la respuesta está a la vista, cada vez más los otrora bosques frondosos están siendo masacrados sistemáticamente en pos del servilismo industrial.

El Centro Mandela afirmó además que “Chaco necesita un proyecto de reparación histórica, con dirigentes que tengan una visión real de las necesidades del pueblo a largo plazo, y que no miren solamente de aquí a cuatro años cuando termine su mandato. Caso contrario, el pronóstico de aquí a 50 años es desastroso. Chaco encabezaría la lista de provincias argentinas, junto a Formosa, en enfermedad y pobreza”, alertó.

El tema es que ésta afirmación de Rolando Nuñez no necesita esperar 50 años para constatarse. Hoy Chaco es la provincia más pobre del país, reconocido inclusive desde el gobierno, además soportó, y soporta, enfermedades de otros siglos. El dengue y la leishmaniasis son pruebas elocuentes de ello.

La alarma que enciende Nuñez es real y palpable ahora, y de no actuar en consecuencia, vamos a seguir siendo los líderes negativos de un país que no derrocha perspectivas optimistas en el largo plazo.

Nuñez sentencia: “Para cambiar la realidad, hay que cambiar los factores, con un modelo productivo de mano de obra blanqueada. Históricamente, los carboneros hacen trabajar a los niños, cuidando los hornos. Es un empleo ilegal porque es en negro, con bajos salarios, que obliga a los padres a hacer trabajar a los niños, porque el dinero no alcanza. La gente deja su vida y su salud en esa actividad, que además es altamente contaminante”.

En la campaña que lo coronó como gobernador, Jorge Capitanich había prometido 100 mil fuentes de empleos genuinos. Los puestos que se generaron, y que se generen, a partir de la explotación carbonífera debería revisarse minuciosamente para encuadrarlo dentro de la formalidad laboral.

Habría que preguntarse porque en los países más importantes, más desarrollados, no incursionan en ésta actividad. No hay que ser unos iluminados para saber la respuesta: es una actividad altamente nociva para el medio ambiente. Es a partir de ello que debería obrar el gobierno. Se debe propiciar las fuentes genuinas para trabajadores chaqueños. Pero nunca jamás debe hipotecarse la salud de los habitantes y el medio ambiente que lo rodea.

El Chaco sigue siendo un ejemplo histórico de lo que no debe hacerse en cuestiones de protección ambiental, todavía estamos a tiempo de reencauzar el rumbo. De lo contrario el archifamoso refrán “pan para hoy y hambre para mañana” tendrá más vigencia nunca.

Roberto Espinoza (libreperiodismo@hotmail.com)

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